
Al dormir se agiliza la hormona del crecimiento que es responsable de activar los procesos de regeneración y reparación de la piel, ella es estimulada por la melatonina que regula el reloj biológico, de ahí que si no descansamos este proceso se obstaculiza y nuestro rostro comienza a descomponerse.
Si aumentamos la ingesta de agua al día y los productos detoxificantes se eliminan las toxinas que al no descansar se acumulan en el organismo. En el mercado farmacéutico existen ampollas de melatonina, que por poco que se descanse activan los mecanismos de reparación y regeneración celular.
Cuando no descansamos bien o al consumir alimentos con mucha sal –que colabora con la retención de líquido- comenzamos a acumular linfa en el párpado inferior lo que contribuye con la aparición de las bolsas. Si quieres olvidarte de ellas lava esa zona con agua muy fría y realiza un sencillo masaje con ligeros movimientos circulares.
Existen dos tipos de ojeras. Las melánicas que se producen por sobreproducción de melanina derivada de la radiación solar, cambios hormonales o genética y las ojeras vasculares generadas por congestión, fragilidad de los vasos sanguíneos o por estrés, cansancio, tabaco y alcohol.
¿Cómo escondemos las ojeras? A través de la aplicación de un contorno de ojos que contenga pigmentos interferenciales -captadores de luz- y además con activos antioxidantes.
Te recomendamos ducharte con agua fría porque ayuda a transportar de manera más eficaz las toxinas y residuos hacia el exterior, dormir con la cabeza más alta que el cuerpo porque evitará que los líquidos se acumulen en el rostro y es al aplicarte la limpieza nocturna masajea tu rostro por 5 minutos.