
Los pies son la base del cuerpo, de ellos depende nuestra capacidad de desplazamiento, cualquier dolencia en ellos puede evitar que camines y pasar en consecuencia uno o un par de días amargos.
Los problemas más comunes que afectan los pies son las uñas encarnadas, los hongos por humedad que laceran la piel delgada entre los dedos, los dolores musculares por cansancio o maltrato y los hongos responsables del malo olor.
Para esta última afección existen decenas de remedios naturales como el vinagre de manzana, el bicarbonato, el enjuague bucal, el zumo de limón y muchos más que aportan mejoras significativas a la salud del pie. Sin embargo hay una opción eficaz que la mayoría de podólogos desaconsejan y que la mayoría usa mal ‘el talco para pies’.
Este polvo no suele ser un buen aliado para el pie, esto se debe a su capacidad de retener mayor humedad lo que puede ocasionar problemas como alergias, dermatitis, o favorecen el desarrollo de hongos.
Aplicar talco directamente en los pies puede alterar el pH natural de la piel, la reseca y la mancha. En su lugar los especialistas recomiendas, exfoliarlos dos veces por semana, lavarlos con agua y jabón dos veces al día, secarlos bien, dejarlos sin medias y ni calzados por más de 10 minutos e hidratarlos con crema.
En caso de que sufras de sudoración extrema y el talco sea tu mejor opción, entonces considera aplicarlo directo al zapato desde la noche anterior. Otra alternativa es aplicar lecha magnesia para neutralizar el desarrollo de bacterias y mejorar la metabolización del sudor.