
La lechuga es uno de los vegetales más delicados y hasta ahora difíciles de conservar, pero hemos descubierto este truco que no sólo te hará la vida más fácil, sino que te ayudará a mantenerla siempre fresca en la nevera.
El truco está en que la lechuga quede protegida del frío de nuestra nevera, para que así pueda conservarse firme y crujiente por más tiempo.
Lo primero que harás será deshojar la lechuga y lavarla con abundante agua bajo el grifo, para retirarle cualquier resto de arena o tierra que pueda contener.
Luego sacude el exceso de agua de cada hoja, haciendo movimientos como de latigazos suaves y colócalas sobre un paño de cocina durante más o menos una hora para que escurra el resto de la humedad.
Ahora trocea tus hojas de lechuga del tamaño que desees, y luego toma un envase que tenga tapa, coloca en el fondo dos o tres toallas de papel absorbente de cocina y encima coloca con mucho cuidado la lechuga. Remata encima con otras toallas de papel y cierra tu envase ¡Tu lechuga se conservará fresca por mucho más tiempo y lista para una ensalada!