
El lamido es una demostración inequívoca de apego, afecto o sumisión de un perro hacia su cuidador, esta conducta le fue heredada a los caninos de sus antecesores los lobeznos y estaba relacionada con la caza.
Cuando un perro lame no hay duda que está demostrando todo su amor y puede volverse una conducta recurrente cuando la persona que recibe ese afecto aprueba, refuerza y recompensa ese tipo de manifestaciones.
En este caso la conducta se queda grabada en el cerebro del perro y con el tiempo éste no sólo optará por lamer su cara, sino sus manos, brazos y pies en señal de respeto y apego.
¿Pero qué pasa cuando esta conducta se vuelve compulsiva? Tiene su origen en la ansiedad, ya que en estos casos los perros suelen lamer no sólo a sus dueños sino también objetos para calmar la ansiedad que le genera determinada situación.
En caso de que tu perro presente este tipo de conducta, conocida como lamido compulsivo, lo recomendable es que consigas ayuda profesional para tratar este tipo de anomalía.