
Los deportistas suelen comer huevos crudos creyendo que así sus propiedades no se ven afectadas por la cocción. ¡Pero es totalmente al revés!
No es recomendable comerlo, primero, por una cuestión de seguridad alimentaria y segundo, porque el sistema digestivo no puede digerir bien la clara del huevo ni asimila correctamente las proteínas al comerlo crudo.
El huevo es una fuente de proteínas de alto valor biológico por su gran contenido en aminoácidos. Pero si estas no se digieren ni se absorben bien, no se aprovechan, y nuestro cuerpo no es capaz de digerir bien las proteínas de la clara del huevo. Por ende, el mismo debe estar cocinado.
Como decíamos en un principio, se antepone la salud: la salmonella es un microorganismo que puede estar presente en la cáscara del huevo y que muere al ser cocinado. Por otro lado, el huevo crudo posee una proteína que es considerada una antivitamina, pues actúa impidiendo la absorción de la vitamina B8 o biotina que posee el huevo; por suerte, la cocción inactiva esta proteína.
Recuerda que los huevos no deben lavarse con agua. La cáscara del huevo es una superficie muy porosa que está recubierta por una película proteica denominada cutícula, que evita que entren microorganismos fecales en el interior. Sin embargo, si se lava con agua puede perder sus propiedades y permitir que los microorganismos penetren. Si están sucios del mercado, limpialos con un paño seco.
Ahora sí, prepáralos como quieras: frito o a la plancha, en tortilla, poché o duro, ¡pero nunca crudo!