
Cuando cocinamos carne corremos el riesgo de que quede dura, y para evitar esto podemos recurrir a varios métodos. Si bien es cierto que con las piezas de gran calidad como el solomillo no es necesario, en ocasiones podemos cocinar piezas más modestas, que preparadas de la manera correcta nos servirán para elaborar recetas fantásticas.
Para conseguir que una carne de tejido grueso y duro obtenga un textura suave y blanda podemos recurrir a estos sencillos trucos, la mayoría son conocidos, otros no tanto. Sin embargo, poner en práctica cualquiera de estos ofrece resultados aceptables y al tratarse de varias opciones puedes aplicar el más conveniente.
Sal o bicarbonato
Este truco es el más fácil de usar, solo deberás cubrir por ambos lados de la pieza de carne con suficiente sal o bicarbonato, luego déjalo reposar de 1 a 3 horas. Pasado el tiempo enjuaga bien y sécala antes de cocinarla.
Golpear la carne
Este método es el más antiguo del libro, consiste en golpear la carne hasta romper las fibras que forman los distintos tejidos para que quede tierna y blanda.
Marinar
Esta es una técnica maravillosa que aparte de ablandar la carne y dejarla más tierna, aporta gran sabor y jugosidad gracias a los ácidos del marinado.
Hervir
Otro truco del manual, se trata de cocinar en agua hirviendo para ablandar los tejidos. Usualmente se hace en olla de presión con las carnes más duras para luego ser preparadas en estofados o guisos.